domingo, 18 de marzo de 2012

Sometimes



    En ocasiones, se dejaba llevar. En ocasiones, se olvidaba de todo lo que la rodeaba. Se olvidaba del lugar y del tiempo; se olvidaba incluso de su nombre. A veces, todo lo que existía para Lune era el mundo que se creaba solo para las dos. Donde las palabras como “adiós”, “arrepentimiento” o simplemente “no”, quedaban ahogadas bajo mil y un besos; donde “nada” significaba “todo”, pero sin embargo no había cosa que significase nada.

    En ocasiones, sentía que no necesitaba nada más. En ocasiones, dejaba que todo huyese de su mente. Huían las penas, los comederos de cabeza; huían las preocupaciones, y huía el dolor. Y se iba. Se iba, para volver. Y volvía. Siempre volvía

    A pesar de todo, Lune se alegraba de poder decir que tenía un remedio casero contra ese dolor. Tenía ese “algo” que hacía que el dolor se marchase, aunque fuera lo mismo que hacía que volviese. Tenía ese “algo” que la incrustaba en una realidad absurdamente perfecta, en la que lo único que le importaba, lo único que era relevante para ella, eran los ojos de Dánae. Esa mirada suya. Aunque luego hubiese que salir de aquella realidad apartada con un inoportuno ding dong. En el que lo único que podía hacer era poner cara de “OhmyfuckingGod” y reír. Reír mucho, mucho, mucho.

    En ocasiones, Lune se dejaba llevar. En ocasiones, se olvidaba de todo lo que la rodeaba. Se olvidaba del lugar, y también del tiempo… Se olvidaba incluso de su nombre

    Pero lo único que siempre estaba ahí, lo único que nunca, jamás, se le ocurriria olvidar, era ella. Ella y su sonrisa. Ella y su mirada. Ella y ella.



Porque desde aquél día… Ella ha sido todo su mundo

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