miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Qué pasaría si...?



   ¿Nunca os habéis parado a pensar en las posibilidades que hay, en todo lo que nos perdemos? Con cada decisión, hay un camino, o dos, que dejamos de lado. Pasa una cosa, te ocurre algo... ¿Y si hubiese sido de otra manera? ¿Y si no hubiese sido así...?
    Me he acordado de aquella semana en Girona... En lo que hubiese sido si Laia hubiese estado allí. Ciertamente, no tengo ni idea de qué hubiese sido de mí en esa semana, ni qué pasaría después, ni qué narices haría ahora si ella hubiese aparecido en aquel preciso momento...
    Pero claro, son miles las posibilidades. Son miles las opciones que quedan atrás...

Una pena, supongo

viernes, 21 de septiembre de 2012

¿que qué siento cuando estoy contigo?

ME SIENTO LA PERSONA MÁS FELIZ DEL MUNDO
SIENTO QUE PUEDO VOLAR
QUE PODRÍA TOCAR LAS NUBES
O TENDERME EN ELLAS

SIENTO QUE NADA TIENE LÍMITES
QUE PODRÍA ESTAR ASÍ LA VIDA ENTERA
SIENTO QUE TE NECESITO
Y QUE NADIE PUEDE CAMBIAR ESO

GILIPOLLAS

SIENTO QUE TE QUIERO

lunes, 17 de septiembre de 2012

" To Feel "




    Sentir. Sentirlo todo durante un segundo. Coger cada partícula de cada "algo" que conforme un momento y atraerlas todas hacia ti para cerrar los ojos y distinguirlas una a una por separado y todas en conjunto. Esto es lo que define los momentos. Es así como podemos definir cada instante como único.

    Y, así, fijarme en todo: En el tacto de las sábanas deslizándose sobre tu piel, en la forma que un suspiro puede alcanzar en el aire, como el humo de un cigarro. Sentir tus manos aferrándose a mi espalda y ver cómo se inclina tu cuerpo hacia delante cuando mi boca pide un beso. Sentir los gemidos, los susurros al oído. Apreciar cómo con cada gesto me atraes más y más hacia ti hasta permanecer pegadas, fundidas en un mismo abrazo del que jamás me pudiese soltar, estatua impura de un momento perfecto. Dejar que el aire entre por la nariz y respirar profundamente, pensar en cada uno de los sentidos, en cada uno de ellos. Siente lo que sientas, observa lo que veas, escucha todo lo que oigas, saborea cuanto pruebes, huele cuanto pase por tu nariz. Crea con eso tu momento, vuestro momento, y que nadie pueda intervenir ni modificarlo. Disfruta de cada beso, cada caricia, cada enredar los dedos. Disfruta de los arañazos voluntarios, y más aún los involuntarios; del tacto de su lengua sobre tu piel. Disfruta de lo que se siente cuando sus piernas rodean tu cintura, de lo que se siente cuando el deseo es palpable en el ambiente.



    Es esto lo que define los momentos. Es así como podemos definir cada instante como único. Es así como podemos recordarlos...


...Como absurdamente perfectos...

...Como absurdamente nuestros.












Sí... como un beso



(se permiten comentarios)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Akecheta #1



   Cuando La Sabia salió de la tienda, apenas hacía un par de horas que había oscurecido del todo. Corrió la cortina tras de sí con un bulto entre sus brazos, pero su cara era seria. Todos en el pueblo lo sabían, no había sido un proceso fácil, ni siquiera lo fue en las primeras semanas. No habían pasado ni seis meses desde que les avisó de los problemas que traería aquella criatura y esa noche se estaban haciendo realidad uno a uno. La anciana se acercó a él, y le depositó el pequeño en sus manos.
    -Tu Ashwin...
    -Lo sé, lo sé... Lo he sentido - contestó, rodeándolo con sus brazos. - Tal y como dijiste.
    La anciana sonrió, sólo un segundo
    -Las runas no se equivocan, a-tsu-tsa
    -"Muchacho"... Hacía años que no me llamabas así... Demasiados. - hizo una pequeña pausa, mirando al niño - Pero él ha sobrevivido
    -Igual que su abuelo. Es un luchador. Un guerrero
    El hombre miró al cielo, fijando la vista en la Luna llena. Miró a su hijo una vez más, y sonrió.
    -Akecheta...


    Y volvía ser de noche. Allí, en medio del bosque que conocía como la palma de su mano. Por eso tenía ese nombre, el nombre que había tenido su abuelo antes que él, al igual que el abuelo de su abuelo. Porque, cada dos generaciones, en aquella familia nacía un pequeño guerrero. Listo, fuerte, ágil. Su padre lo sabía, lo supo en cuanto vio su cara asomando entre las mantas. Y ahí, contemplando la blanquecina luz que la Luna desprendía, él también lo supo y, de pronto, lo comprendió todo.
    Estaba ahí para protegerlos, para cuidarlos. Era él. Era él el que se pasaba las noches eclipsado mirando su pálido resplandor, auyando en sordas contestaciones al canto enfurecido que sonaba más allá de sus fronteras, donde todo el bosque parecía querer escuchar a los lobos en su perseverancia diaria. Era él, el que los oía, el que los entendía. Era él, el que amaba la luna, el que protegía el recuerdo de Wa-hya, la esencia del lobo... La esencia de su pueblo...

El joven Akecheta...
... El joven guerrero

martes, 11 de septiembre de 2012

Adiós, hola, adiós, hola, adiós y hola de nuevo...






    La verdad, decir que estoy asustada en realidad es hablar en pocas palabras. En mínimas, en realidad. Susto es sólo una ínfima parte de lo que me corroe por dentro. Se podría decir que, ahora mismo, soy de tantos sitios que no sé ni cuál es mi lugar. No sé ni de dónde vengo, ni a dónde voy... Y no podría ni decir cuántas veces he dejado "atrás" a quienes quería. Hace apenas 5 años, dejé a las personas que eran mi mundo, y que ahora forman tan parte de él como mi madre. Es una segunda familia, un edén de hermanos mellizos nacidos de un parto múltiple... multiplísimo. Gente a la que eché de menos cada día que pasaba lejos de ellos, tantos kilómetros al norte de sus bromas. Sin querer, recordaría a esos hermanos con tonterías como ver a un Beagle por la calle, o cada vez que alguien hablase de yonkis de mierda, cuando se mencionaba un contrabajo, o a un cubano... Los recordaría cuando mi abuela hablase de aquel verano que pasó en Calahonda, cuando se dijese algo del lo azul que estaba el cielo, o cuando en las noticias saliese ese gran gorila albino cuyo nombre no era Copito de Nieve, sino Vaneso...


    Y sí, se dijo "adiós". Y sí, llegué a un sitio nuevo, donde no conocía a nadie, donde no sabía hacer otra cosa que añorar los años anteriores... conocí a gente nueva y nunca, jamás, La Royal quedó apartada, siempre quedó con un pisito de alquiler permanente en algún lugar de mí, recordándome mis raíces, mis chicas guapas... (y javi jaja) Y esa gente que conocí, amén a que consiguieron otro pisito con vistas al monte, también alquilado de forma permanente... Y a pesar de volver a dejarlos atrás, aunque sólo fuese unos kilómetros más... Han seguido ahí en las noches de peli, o en las salidas Te-Ene-Teras...



    Y dije otra vez "adiós"... Y volví a conocer a gente. A un par de grupos, medio juntos, medio separados... Donde las tardes en el Son o en Noia se pasaban volando, con Jz, con el Dromedario, o Polacksaurio, oyendo de fondo cómo el sol dañaba sus ojos... Conocí a mi queridísima Bollo, a la que adoro... Y conocí también a unos amigos que... ¿qué podría decir de ellos? Que son estupendos. Ninguno semejante al anterior, pero todos con algo en común... Aunque no sabría definir exactamente ese elemento conjunto... Podría llamársele Roxoria, aquel reino indefinido donde gobernaban El Monstruo Del Violín y una Reina Sin Dientes que ahora despliega sus alas hacia aguas más calientes, muy, muy al sur del reino que dejó, no atrás, sino también alquilado en algún lugar de sus recuerdos. Y, la verdad, este curioso grupo se ha convertido en más que unos amigos... Con sus acampadacas locas, sus "Cortarolloooooos!", sus "No Braisba, no Party", sus Fiextas LokasATopeDePartyPowerVamosYaYDaleMaraca MaracaMaraca, el Calibusto, Germán ... Todo.


    Y una vez más, me voy... Me alejo de todos, a un sitio nuevo que no conozco, donde otra gente alquilará otro apartamento más, y probablemente también de forma temporal...


 Y con todo esto quiero decir que no existen las despedidas, no existen los "adioses"... Existen los "Esta noche a las nueve todos en el grupo de whatsapp, y no habléis antes, pesadas.", los "Este viernes, noche de pelis", o los "Venga, para este finde todos reunidos en Roxoria" .

    No es pensar que todos quedamos desperdigaos por el mundo adelante, no es pensar que no nos vamos a ver... Es pensar...



"Joder... Cuando los vea va a ser jodidamente increíble. Porque son mis amigos... porque los echaba de menos"

lunes, 10 de septiembre de 2012

Memorie of a kiss

Si os veis con ánimos, ponedlo en youtube, no me deja aquí ^^'

    Cada segundo vaga por el espacio indefinido entre donde estaba ella y donde estaba su mente. Cada uno lejos de donde debería estar de una manera inversamente proporcional. Ni ella debería estar en donde estaba, ni tampoco su mente. Sin embargo, Lune sí debería estar donde estaba su mente, para que así su mente pudiese estar donde ella estaba. Parece un trabalenguas, pero tiene más sentido del que aparenta. ¿Por qué?

    Porque cada pensamiento, cada respiración, cada latido, cada pestañeo... Todo la conducía al recuerdo de Dánae. Al recuerdo de sus lágrimas resbalando por su cara mientras las intentaba disimular con una sonrisa no menos bonita que la más amplia del mundo. Al recuerdo de dos cuerpos fundiéndose. Al recuerdo de un beso apresurado en una estación de tren... En aquella donde Lune se había quedado horas antes un par de minutos más después de verla entrar. Sólo sentada mirando el vagón... Sólo esperando a que ella se bajase.

    Es verdad que nadie podía imaginar cómo aquella chica de ojos marrones había enamorado cada fibra de Lune, cada milímetro de su ser. Era increíble cómo llegaban a quererse tanto y de una forma tan fuerte que asustaba. Era increíble cómo superaban cada discusión, cada momento de orgullo... Dánae, como ella, era cabezota, impulsiva, apasionada, alocada... Era preciosa. Y Lune lo sabía. Pasaba horas observándola dormir, rozar unos dientes contra otros en un gesto de lo más curioso, simplemente admirando una belleza de un tono ciertamente asiático...

    Los recuerdos le inundaban la mente. Le llegaban en una serie sucesiva sin fin, evocando un sinfín de momentos que repetiría mil veces más, sólo por el placer de pasar más tiempo a su lado, el tiempo que ya no tenía. Y viendo un vídeo que las dos conocían de sobra, Lune recordó las palabras de una canción que, quisiera ella o no, definía bastante bien cuanto habían pasado juntas esos últimos tres meses. Se acordó de cada verso, de cada nota, de cada acorde en la guitarra...

    "Porque recuerdo cada puesta de sol, recuerdo cada palabra que dijiste; nunca íbamos a decir adiós... Dime cómo volver a ese paraíso de verano, a ese paraíso de verano ... Y estaré ahí en un latido de corazón... Recuerdo nuestro primer beso, recuerdo cómo no quería dejar tus labios, y cómo nunca me había sentido tan alto..."


Se acordó de ella, se acordó de cada sonrisa, de cada palabra, de cada beso, cada caricia, lágrima, abrazo, broma, "tequiero", "idiota", "boba"...

Se acordó de ella... Con todas las lágrimas que eso traía. 

Susurrándole al viento un suave "Te quiero, Princesa" para que él lo llevase hasta su ventana...

sábado, 8 de septiembre de 2012

Cinco segundos para autodestrucción



    .......... 

    Ahora mismo, las ideas se acumulan en mi mente sin un orden muy lógico. Sin orden, a secas. No podría plasmar nada de lo que pienso. Es una sensación de agobio superior a la importancia de respirar. Supongo que a veces eso pasa, como si toda nuestra vulnerabilidad se juntase en un momento, en el recuerdo de una historia ajena a ti.
    No soy de tener miedo. No suelo tener este tipo de miedo... ni siquiera sé si es miedo lo que tengo. ¿Inseguridad?
    Puede. No lo tengo muy claro.
    Lo único que tengo claro, es que mis engranajes cerebrales van al 600 por ciento de su límite de actividad. Quién sabe, hay quien dice que no se puede escapar de los fantasmas del pasado... De los recuerdos, de todo lo vivido. De lo que otros vivieron. Miedo de tu pasado, y del de los demás... Miedo a que vuelva... Miedo. Llámese como se le llame... Sigue siendo miedo. A todo, en realidad... A que el mismo "te quiero" que un día dedicase a otra persona, luego me lo dedicase a mí; a no ser suficientemente atenta, suficientemente alta, suficientemente buena, suficientemente lista, suficientemente cariñosa, suficientemente guapa... A no ser.... suficiente; a no llegar a despertar el mismo tipo de sentimientos que antes despertaron en ella, hasta llegar a plantearse si sería errónea la elección que, un día cualquiera, tomó...

    Un día... entre cuatro paredes de plástico.
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