lunes, 26 de marzo de 2012

Envy II

Y todo, al fin y al cabo, se mueve por  la envidia. De una manera o de otra, pero envidia de cualquier manera. En eso incluso nos parecemos, solo que ahora la ruleta está invertida. Por una vez,la suerte me apunta a mí, y decir que no me alegro sería una mentira tan descarada como decir que soy rica. Sería muy hipócrita por mi parte no alegrarme, incluso más que hacerlo. Porque puede que sí, que nos parezcamos en ciertos y minúsculos momentos, que en ocasiones seamos, a efectos, incluso similares. La diferencia es que yo interiorizo las cosas que me hacen mal, no las uso como excusas para justificar todo cuanto hago. Dejo que la ira o la envidia me afecten sólo a mi, y no se exterioricen y hagan daño también a la gente de mi alrededor.

Puede que ésa sea nuestra mayor diferencia.Yo no me compadezco de mi propio sufrimiento, no lo grito a los cuatro vientos. Porque cualquier sentimiento, si lo compartes con gente que es ajena a ellos, pierde cualquier razón que tenga de existir...

Como el sufrimiento...


Como la envidia.

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