jueves, 28 de junio de 2012

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No sé qué me pasa... Sólo sé que estoy mal. No tengo ganas de nada. De nada. No quiero dormir, tampoco quiero estar despierta, tengo sed pero no quiero beber agua. No tengo ni idea de a cuento de qué me ha venido esta oleada depresiva, pero... No sé. Me he puesto a pensar... ¿Quién no se ha preguntado lo típico de "¿quién me echaría de menos si me pasase algo?" ? Todos lo hemos hecho en algún momento... Pues, a pesar de que sé que no es así... Llevo toda la noche con la sensación de que, si se diese el caso, no habría quién lo lamentase. Que pasaría desapercibida entre la gente que es más importante para mí, que estoy sola, a fin de cuentas, que no puedo contar con nadie para siempre, que al final todos dan la patada, se lavan las manos, fingen que nada ha pasado y se olvidan de los problemas simplemente dándoles la espalda. Me siento como si yo fuese uno de esos problemas... Y ni siquiera sé por qué tengo esa sensación, pero es horrible, me está consumiendo, dejándome rota...

Irremediablemente rota...

Otro fragmento

Un fragmento más que añadir a la caja lila del fondo del estante, sí, ésa que está a punto de rebosar... 




[...]




    -Quería hacerlo, la verdad.
    -¿Por qué?
    -¿Y por qué no? Tengo derecho a saber lo que le dice su ex, ¿no?
    -Una cosa es esa y otra que le andes mirando el móvil a escondidas. ¿Qué quieres encontrar? ¿Que sigue sintiendo algo por él? Ya sabes que es así, Jason... ¿No te fías?
    -¿Ya estamos otra vez con lo mismo? -casi gritó, poniendo los ojos en blanco- "¿Jason, no te fías? Jason, ¿no confías en ella? Jason, Jason, Jason". Sí, claro que me fío. Pero es una chica estupenda, cualquiera querría estar con ella, y estoy al cien por cien seguro de que ése no es diferente.
    -Ése, como tú dices, antes que nada fue su mejor amigo. Sabes lo que significó para Emily, todos lo sabemos. No puedes echárselo en cara.
    Jason se dio la vuelta y se sentó encima de un cubo dado la vuelta, al lado de los lirios y de las amapolas. Sintió la mano de Martin posarse en su hombro, pero no alzó la cabeza.
    -No he terminado de leerlos.
    Martin no dijo nada, siguió observándole en silencio
    -No he podido. Te juro que quería hacerlo.
    -¿Y por qué no lo has hecho, entonces?
    -Por un momento... leyendo los primeros mensajes que se mandaron... me he dado cuenta de que no tengo nada que ver ahí. Brian es parte del pasado de Emily, es normal que ella siga sintiendo algo por él, y también que él lo siga sintiendo por ella. Simplemente no tengo nada que opinar, ni nada que saber. Cada vez que leí cómo él le decía a Ems que aún la quería, y la forma en la que lo decía... Sentía que yo no debería estar leyendo eso. No es que haya sentido que estaba mal hacerlo, ni nada por el estilo. Es que lo que estaba leyendo era algo demasiado... puro.
    Martin cogió otro cubo y le dio la vuelta, sentándose al lado de Jason. Éste le miró un segundo.
    -Demasiado puro. Como si el hecho de yo leerlo tuviese un efecto corrosivo y ya no tuviesen el mismo valor. Es raro... Sin más, una voz en mi cabeza me ha gritado "tú no quieres ser así". 
    -¿Y lo eres?
    -No lo sé. Martin, te aseguro que ya no lo sé.






[Vistas a ninguna parte]

viernes, 22 de junio de 2012

Cartas anónimas


Hola, princesa;


    No sé cuándo leerás esto, ni si lo leerás; pero la verdad es que no puedo hacer otra cosa que escribir. Hoy es día 22 de junio, víspera de la noche de San Juan, y lo único en lo que puedo pensar es en lo guapa que estas mientras duermes a menos de un metro de mí. Lo cierto es que llevo cerca de media hora sin hacer otra cosa que mirarte desde la mesa, sólo pensando en qué estarás soñando. Y tú sonríes, te agitas con pequeños espasmos, como cada noche. Y no puedo dejar de mirarte...


    Si me paro a pensar en todo lo que se me ha cruzado por la cabeza en esta casi media hora que llevo mirándote, sólo puedo sonreír. Podría decirte tanto, susurrarte tantas cosas al oído esperando que se cuelen en tus sueños... Y todo sería verdad. Desde el primer "preciosa" hasta el último de mis "te quieros"... con mil y una promesas ahogadas entre más besos, con mil y una miradas que lo dirían todo, sin palabras que lo estropearan.


    Así es como te querría, princesa. Como sólo tú sabes hacerme sentir, como sólo tú puedes hacerme sentir; como si no hubiese nada más importante en el mundo que mirarte mientras duermes...



lunes, 18 de junio de 2012

Everytime we touch...




    CUANDO creemos que nada es suficiente, que hemos hecho todo cuanto está en nuestra mano y aún así no recibimos nada a cambio; cuando observamos que nuestros actos no nos hacen avanzar, sino que nos estancan más y más en un recuerdo... Queremos que todo acabe. Queremos huir de esa situación, hacer que termine cuanto antes.

    Y sin embargo, un día, contra todo pronóstico, todo cambia... Tu realidad se invierte, algo trastoca tu vida hasta el punto de preguntarte de si es la tuya... Y así, sin más, todo se da la vuelta.


    De la noche a la mañana, de repente, me encuentro pudiendo sonreír cuando te veo aparecer, pudiéndote coger de la mano sin miedo cuando la buscas. De la noche a la mañana, de repente, me encuentro pudiéndote llamar  "Mi vida" o "Mi amor", y te encuentro a ti respondiéndome con una sonrisa que me hace ver las estrellas, que ni siquiera puedo definir, que me transporta a un país de maravillas del que no quiero salir. Nunca. Y aunque no me lo crea, aunque a veces me pellizque esperando despertar de un sueño que dura más de lo esperado, que jamás pensé que viviría... Sé que tiene que ser así. Porque sé que eres para mí, porque cada beso me hace sentir como en una nube; porque tu sonrisa ilumina mis noches, rellena mi mente, da vida a mis pensamientos. Porque solo con evocar ese primer "te quiero", la sonrisa que me devolviste con tu "y yo a ti, boba"; sin saber todo lo que traería el Destino a nuestras vidas, me lleno de una felicidad imposible de definir, como si cada fibra de mi ser se hinchase de ese orgullo desinflado y sólo pudiese temblar... Porque cada día estoy más segura que no es casualidad, de que hay que estar ahí para que ocurra... Porque no existo si no es contigo, porque no hay "yo" sin un "tú"...

    Porque todo es demasiado fácil, porque sólo puedo pensar en tus besos, en tus caricias, en tus ojos, en tu sonrisa.

    Porque sólo pienso en ti, princesa, pienso siempre en ti...

jueves, 14 de junio de 2012

No doubt

    Durante unos días, tuve lo que algunos pueden llamarle "dudas". Dudas sobre todo. Sobre si el nombre de mi gata, Gata, es poco original y debería cambiárselo; de si lo que hago está bien o mal; de si mis decisiones son las correctas; de si haré o dejaré de hacer viajes, de si habrá algún motivo que lo justifique. Dudas de lo que será de mí el año que viene; lejos, pero cerca. No sabría decir cómo van a ir las cosas... con nada. Y es agobiante... Porque, en realidad, no sabía ninguna cosa que pudiese asegurar que estaría ahí pasase lo que pasase, que tuviese la garantía de que no iba a desaparecer. Como si de una seguidora del método descartiano se tratase, no había nada de lo que no pudiese dudar. Y eso la incluía a ella. La verdad, ni siquiera sé por qué, pero tenía una sensación... Indefinida. Como si en el fondo tuviese dudas incluso de lo que sentía por ella. Y esa sensación me estaba consumiendo durante esos días.
    Sin embargo, el martes esta situación dio un giro que no me esperaba. Gestos simples, sin un gran mérito, me habían devuelto a días como los de diciembre. El simple hecho de ponerme una tirita, de cogerme la mano con esa delicadeza y rodearme el dedo con ella me hizo estremecer. Nunca había visto un gesto así en ella; tan tierno, tan... dulce... De repente, noté que la mano en la que tenía el vaso de agua me temblaba y que me ponía roja y que, a la vez, no era capaz de hacer otra cosa que sonreír mientras la miraba, de reojo. Me acerqué el vaso a los labios, sintiendo su sonrisa fija en mí y luchando por que no se notase ese nudo en el estómago que desde el primer día me provocaba y que, meses después, seguía provocando.
    Sonreí un segundo y la miré, encontrándome de lleno con su exótica mirada. Al verla, al ver el efecto que seguía teniendo en mí su simple presencia, me di cuenta de que todo era real, de que no había dudas...

    -Te quiero...

   ... de que realmente se leía en sus ojos la verdad de ese "Para siempre"...

jueves, 7 de junio de 2012

Y apareció




    Era de día, a una hora a la que probablemente deberían estar en clase. Aiden y Maël, cerveza en mano; como siempre. Andy, Sam y Lewis seguían a lo suyo, intentando hacer todos esos saltos que les quedaban tan lejos. Ollie fallido, como siempre.
    -¡Sam, déjalo ya! ¡Llevas semanas con la misma mierda!
    -¡Que te jodan! - gritó desde el otro lado de la pista, levantándose del suelo mientras se sacudía los pantalones y cogía el skate. Mäel iba a responder cuando Aiden le interrumpió, con voz calmada, hablando por lo bajo sin siquiera alzar la vista perdida de donde la tenía puesta.
    -Déjalo, Mäel. Nadie nace sabiendo.
    Mäel chasqueó la lengua y le pegó un trago a la cerveza.
    -¡Eh, Sam!
    -¿Qué coño quieres ahora?
    -Podrías intentar equilibrarte mejor, levantas demasiado el pie izquierdo y apenas apoyas el derecho. Mide la fuerza que le pones a uno, y que el otro acompañe al skate de cerca.
    Andy y Lewis se quedaron mirando a Mäel, que volvió a pegarle un trago a la cerveza. Nunca hacía intervenciones mayores a  una frase, y menos por propia voluntad.
    -¿Qué? Yo también sé hablar, panda de negados. ¡Practicad ya, me dais verguënza!
    Aiden sonrió un poco, de forma casi imperceptible, con la mirada aún perdida en algún punto del asfalto. Era la misma monotonía. Siempre igual. Las mismas caídas, las mismas críticas aparentemente destructivas de Mäel, las mismas bebidas, las mismas risas. Lo mismo. No dejaba de ser más de lo mismo. Salvo la intervención estrella de Mäel, Aiden podría haber deducido cualquier reacción de éste. En el fondo se sorprendió, aunque no dijese nada. Quién sabe, tal vez las cosas estuviesen cambiando. Era una posibilidad a contemplar. No hacía tanto había leído que, a veces, un suceso que rompe cierta monotonía puede ser el indicio de un gran cambio, de un hilo de sucesos.
    Sacudió la cabeza y alzó la vista del punto indefinido del asfalto gris. Sacó la cajetilla de tabaco, se puso un cigarro entre los labios y lo encendió con el mechero. Cuando su dedo se acercó a la piedra y la hizo girar, comenzó a oírlo. ¿Tacones? Sí, parecían unos tacones.
    Alzó la vista un segundo por encima de la mano que rodeaba la llama del mechero.
    Pelo al aire, ondulado, de un marrón indefinible. Ojos oscuros. Llevaba gafas de sol, pero eran oscuros; de alguna manera, él lo sabía. Ella reía mientras hablaba por teléfono. Aiden sonrió. Jamás había escuchado una risa tan bonita.


    Un instante después, el mechero estaba en el suelo.


    Sin duda, eran unos tacones

sábado, 2 de junio de 2012

A twist in my story

Aún me cuesta creer que ésta sea mi historia, que todo esto sea real... Aún hay noches en las que sueño que me despierto y pienso que todo ha sido un sueño... Que no me está pasando a mí. Porque, probablemente, no me lo merezca. Probablemente, no me merezca sus besos, ni su forma de mirarme; probablemente, no sea la mejor persona para ella, que se merece más, mucho más... Pero siempre que sueño algo así, siempre que me despierto con esa angustia me doy cuenta de que es real... Porque me duele despertarme y que no esté a mi lado, como tantas otras mañanas... Porque me hace daño su ausencia. Por eso sé que es verdad. Por eso sé que no es un juego. Por eso sé que la quiero.

-Aunque eso no es nada nuevo-