sábado, 31 de marzo de 2012

Memories






    Podríamos decir que los recuerdos nos hacen. Nos forman. Nos dan incluso seguridad. Muchas veces, un recuerdo es lo único que necesitamos. No una idea, no una imagen. Un recuerdo. Un fragmento del tiempo guardado en nuestra memoria racional, o irracional, ¿qué más da? Pero guardado por completo. Coger y recordarlo todo. El sonido, el olor, el tacto... Todo. Porque a veces, lo único que necesitamos es un recuerdo para sobrevivir. A veces, lo único que necesitamos es el recuerdo de una sonrisa, del susurro de una palabra al viento o del enredarse entre las sábanas, para que toda la mierda que nos rodea simplemente se vaya y nos deje un segundo para respirar en paz... Aunque sea solo un segundo, pero que se recuerde para siempre. Y así se haga...

no sé...




Inmortal

jueves, 29 de marzo de 2012

Awake

Me desperté sin hacer ruido. Simplemente, abrí los ojos. Me costó ubicarme al principio, no se puede decir que conociese de mucho aquella casa. En un sillón, había un bulto, alguien durmiendo, acurrucado y, en el sofá, tendido al fondo, Jota. Entre él y yo, estaba Dánae. Estaba sentada, encogida sobre sí misma encima de mi brazo izquierdo, que tenía automáticamente rodeando su cintura. Su mano derecha estaba cerrada en un puño medio suelto, como si estuviese agarrando algo intangible, o puede que directamente inexistente, con el brazo doblado a la altura de su clavícula. Estaba girada hacia la derecha y su cabeza descansaba sobre mi pecho. Su mano izquierda me rodeaba por delante, alzándose hasta mi cuello y agarrando uno de los colgantes que llevaba, y dejándola así posada sobre mí de cualquier manera. Sonreí mirando cómo el pelo largo le tapaba la cara parcialmente y le aparté un mechón, colocándoselo detrás de la oreja. Ella, aún dormida, suspiró y se recolocó en el sofá, acercándose a mí y poniéndose de forma que, prácticamente, estaba encima de mí. Cuando se quedó de nuevo quieta, agarró entre sus dedos mi collar con más fuerza. Sonreí. Sabía que me había quedado dormida la primera, y también que nadie me iba a mover de donde estaba, pero Dánae era otra cosa. Ella estaba despierta cuando yo me dormí, en cierto modo, esperaba despertarme sola. Sonreí sin poderlo evitar y la bese en la frente.
Jamás habría pensado en que lo primero que vería al despertar sería su cara, o en que lo primero que sentiría sería su aliento sobre mi cuello, y mucho menos que sería su mano la que me rodease a mí. Observé a Jota, que se acababa de despertar, con su mirada perdida en ninguna parte. De nuevo, volví a mirar a Dánae. Era preciosa incluso cuando dormía. Cualquier cosa que hiciese, cualquiera... Simplemente estaba bien. Era como una niña pequeña que se queda dormida en los brazos de sus padres. Por un segundo, la vi pequeña, vulnerable, frágil... Alcé la barbilla para mirar por encima de su cabeza a Jota, que seguía en su mundo, y me quedé así, sin más, acariciando su pierna con la mano que tenía libre.
Unos minutos después, que podrían haber sido fácilmente eternos, abrió los ojos. Mi mirada se encontró con la suya, y me sonrió con esa sonrisa suya. Le acaricié la cara con los dedos y le di un beso despacio en los labios.
-Buenos días...


... Princesa

martes, 27 de marzo de 2012

Causality

Muchas veces, o al menos a menudo, escuchamos a la gente quejarse por querer a alguien; escuchamos frases como "¿No podía haber echado mejor el ojo?" o tal vez "¿Por qué quiero a ese gilipollas?" Y puede hasta que nos maldigamos por hacerlo. Pero, he aquí un pequeño secreto: Nadie elige de quién se enamora. Ni siquiera el Tío del Karma. No existe la casualidad, sólo la causalidad. Todo pasa por algo, todo tiene su fin. Y es verdad, puede que esa persona a la que quieres no sea la adecuada a tu parecer, puede que te odies por sentir lo que sientes, por querer, por ejemplo, a un gilipollas. Pero el asunto no está en si es o no un gilipollas, o en si es mejor o peor para ti; está en que es ESE gilipollas. En que es ÉSA la persona a la que quieres. Y el resto está de más, es morraña. Porque tal vez te parezca que no es lo correcto, o que no está bien; pero, en realidad, probablemente lo incorrecto sería que no le quisieses. Porque todo es incierto e imposible de adivinar, porque a veces hay que tirarse a la piscina sin preocuparse de si hay agua o no y darle una oportunidad al Destino de jugarte una mala pasada, y sólo saber qué harás ese mismo segundo, sin pensar en lo que pueda pasar, o a donde te vaya a llevar un simple "Pues vamos" como única promesa para dejar que dos personas comprueben lo absurdamente perfecto que podría ser decir "Intentémoslo"

Porque nunca sabes donde puede acabar un beso, al igual que no puedes determinar el recorrido que seguirá el pájaro en el cielo.

Porque no existe la casualidad, porque hay que estar ahí para que ocurra

lunes, 26 de marzo de 2012

Envy II

Y todo, al fin y al cabo, se mueve por  la envidia. De una manera o de otra, pero envidia de cualquier manera. En eso incluso nos parecemos, solo que ahora la ruleta está invertida. Por una vez,la suerte me apunta a mí, y decir que no me alegro sería una mentira tan descarada como decir que soy rica. Sería muy hipócrita por mi parte no alegrarme, incluso más que hacerlo. Porque puede que sí, que nos parezcamos en ciertos y minúsculos momentos, que en ocasiones seamos, a efectos, incluso similares. La diferencia es que yo interiorizo las cosas que me hacen mal, no las uso como excusas para justificar todo cuanto hago. Dejo que la ira o la envidia me afecten sólo a mi, y no se exterioricen y hagan daño también a la gente de mi alrededor.

Puede que ésa sea nuestra mayor diferencia.Yo no me compadezco de mi propio sufrimiento, no lo grito a los cuatro vientos. Porque cualquier sentimiento, si lo compartes con gente que es ajena a ellos, pierde cualquier razón que tenga de existir...

Como el sufrimiento...


Como la envidia.

sábado, 24 de marzo de 2012

Dancing

Hay momentos en los que solo me apetece bailar. Puede que suene extraño. Bailar. ¿Bailar qué? En el fondo ni yo lo sé. Simplemente me veo con una impetuosa necesidad de bailar cualquier canción, existente o imaginaria. No una canción de instrumentos, no una canción que se lleve y suene en la radio. Me refiero a bailar con una música que solo tú oyes, que solo tú distingues. Como el sonido del viento, soplando despacio, silbando entre las ramas de los árboles.
Bailar. Cuando sea, donde sea. Con quien sea. Simplemente perder la cabeza por un segundo y subirte a una tarima, darlo todo, sentirte libre por un segundo, sabiendo que ni siquiera tú misma eres dueña de tu cuerpo. Que ni siquiera tú decides lo que haces o dejas de hacer.
Bailar. Bailar y sentirte viva, libre, suelta, cotenta, guapa. Puede que incluso deseada. Bailar y no pensar en si lo haces bien o mal, o incluso si directamente estas haciendo algo diferente a moverte sin sentido. Sin preocupares de por quién te esté mirando...

Solo sentir la música dentro de ti, y moverte como te salga del jodido dedo gordo del pie


[El sordo siempre cree que los que bailan están locos...]

jueves, 22 de marzo de 2012

Alice y Leah... Otra vez

Hace mucho que no hablo sobre ellas... Aquel que sepa quiénes son, adivinará lo difícil que es hablar de las dos a la vez si no es para enfrentarlas. Siempre ha sido así desde que Alice apareció en mi vida con esa sonrisa suya de PUEDO HACER LO QUE QUIERA, pero no es algo que me moleste. Esa parte de mí que fue bautizada con el nombre de Alice Nevermind siempre ha estado en el lado opuesto a la blandengue e inocente Leah Twist... Y a nadie parecía afectarle demasiado. Siempre han estado enfrentadas. En gustos, en aficiones, en hábitos... En todo. Jamás pensé que pudiesen estar de acuerdo en algo. Y no me equivocaba. Claro que, eso era antes. Para mi sorpresa, han llegado a un punto en el que las dos se funden, en el que no se sabe dónde empieza una y acaba la otra... Están de acuerdo. Ambas sonríen cuando la ven fumar, echando despacio el humo blanco y espeso por entre sus labios, aunque cada una lo haga a su manera; ambas se estremecen cuando nuestras miradas se encuentran; ambas se sonrojan cuando su mano busca la mía, o cuando siento entre la multitud su dedos agarrando mi camiseta. Se podría decir que, por una vez, no tengo una lucha en mi interior entre dos caras que se odian. Porque parece que la una aprende de la otra... Parece que se compenetran. Hasta el punto de que Leah la desea y Alice, contra todo pronóstico, la quiere...

Tal vez por eso sea tan importante para mí, tal vez por eso no puedo estar sin ella... Porque cada parte de mí la necesita incluso más que la anterior...

A ella.


A Dánae

Fear

No suelo tener miedo. A veces me asusto, como todos, pero dejo que un susto se convierta en miedo, no dejo que se convierta en ese sentimiento del que todos huímos. Todos tememos al miedo, supongo. Tememos que haya algo que nos asuste de forma constante, que nos paralice, que no nos deje comer ni dormir, o que nos impida pensar. Ni siquiera suelo tenerle miedo al temor que se puede apoderar de nosotros.
Sin embargo, la otra noche tuve miedo. Tuve tanto miedo que no supe qué decir ni qué hacer. No podía respirar, no podía pensar. Solo podía tener miedo. No por mí, no por las consecuencias que mis sentimientos podrían acarrear y que acarrearían sin ninguna duda; no por cómo terminaría la noche. Ni siquiera sé de qué tenía miedo exactamente, pero me paralizaba. No podía hacer otra cosa que mirar al techo de la habitación, o enterrar la cabeza entre las mantas, tratando de que la palidez que el espejo mostraba en mi cara desapareciese, esperando el momento de dormir, sin que llegase. Por la mañana esa sensación de miedo me acompañó, como una sombra, como si temiese incluso a mi reflejo en el cristal salpicado por la lluvia. Cociné, vi una película con mi madre... Y el temor seguía ahí, abrazándome silenciosamente, ahogándome poco a poco.
Mi móvil sonó y supe al instante de quién se trataba. Lo cogí sin necesidad de leer el nombre en la pantalla. Fue escuchar su débil "hola" y todo el miedo desapareció. Sonreí al instante y respiré hondo, dejando que mi mente se despejase durante un pequeño segundo por completo. No sé cuánto hablé con ella, probablemente más de una hora, puede que incluso dos... Solo sé que fue cuanto necesité para volver a ser yo, para echar a patadas al miedo, para hincharme de coraje y puede que incluso de valor.


Porque no necesito más que su voz, más que su risa, para que el resto simplemente carezca de importancia...

lunes, 19 de marzo de 2012

Broken



    No me lo creía, no era verdad... No podía serlo. Las palabras de Brooke eran simplemente imposibles. Sin saber exactamente por qué, llamé a Damien. Respondió enseguida.

    -Dime
    -Me muero...
    -¿Qué pasa?
    -¡Ellas pasa! Están juntas otra vez, Damien... Me lo ha dicho Brooke
    -No me lo creo.
    -¡Damien, que sí! Que era todo mentira, lo habían planeado todo... De Brooke me lo esperaba pero no de...
    No me salían las palabras, la garganta se me secaba y luchaba con todas mis fuerzas por no llorar, porque yo no lloro... Su madre habló de fondo
    -¿Ya estamos con el teléfono?
    -Mamá, estoy hablando con una persona destrozada...
    No seguí escuchando. Destrozada... Sin siquiera verme, sin haberme escuchado más que tres frases, había encontrado una palabra para decir exactamente cómo me sentía... Sabía que no era verdad... No podía serlo... Pero... Siempre tienes esa duda en tu interior. Esa duda que dice "¿y si no es mentira?", que te grita "¿y si has sido una idiota todo este tiempo?"... Es esa duda que te llena por dentro, que no sabes si es real o no, que quieres creer que no tiene fundamento; que tratas por todos los medios de demostrar que no es posible que sea verdad... Pero que no puedes remediar. Te reconcome por dentro y, en realidad, nada que te puedan decir te quita del todo esa sensación de... tonta. De haber sido engañada, mentida... Como si tal cosa.

    Y no hay argumentos que puedan rebatir esa sensación... No hay argumentos para demostrar verdades. Hay verdades en sí. ¿Mi verdad? Un sentimiento.


No es odio.
No es venganza.
No son ganas de joder.



Mi sentimiento, eres tú...






y todo lo demás, carece de sentido
si crees que pueda ser mentira


domingo, 18 de marzo de 2012

Sometimes



    En ocasiones, se dejaba llevar. En ocasiones, se olvidaba de todo lo que la rodeaba. Se olvidaba del lugar y del tiempo; se olvidaba incluso de su nombre. A veces, todo lo que existía para Lune era el mundo que se creaba solo para las dos. Donde las palabras como “adiós”, “arrepentimiento” o simplemente “no”, quedaban ahogadas bajo mil y un besos; donde “nada” significaba “todo”, pero sin embargo no había cosa que significase nada.

    En ocasiones, sentía que no necesitaba nada más. En ocasiones, dejaba que todo huyese de su mente. Huían las penas, los comederos de cabeza; huían las preocupaciones, y huía el dolor. Y se iba. Se iba, para volver. Y volvía. Siempre volvía

    A pesar de todo, Lune se alegraba de poder decir que tenía un remedio casero contra ese dolor. Tenía ese “algo” que hacía que el dolor se marchase, aunque fuera lo mismo que hacía que volviese. Tenía ese “algo” que la incrustaba en una realidad absurdamente perfecta, en la que lo único que le importaba, lo único que era relevante para ella, eran los ojos de Dánae. Esa mirada suya. Aunque luego hubiese que salir de aquella realidad apartada con un inoportuno ding dong. En el que lo único que podía hacer era poner cara de “OhmyfuckingGod” y reír. Reír mucho, mucho, mucho.

    En ocasiones, Lune se dejaba llevar. En ocasiones, se olvidaba de todo lo que la rodeaba. Se olvidaba del lugar, y también del tiempo… Se olvidaba incluso de su nombre

    Pero lo único que siempre estaba ahí, lo único que nunca, jamás, se le ocurriria olvidar, era ella. Ella y su sonrisa. Ella y su mirada. Ella y ella.



Porque desde aquél día… Ella ha sido todo su mundo

jueves, 15 de marzo de 2012

Outworld

. Las notas del piano se enredaban en el aire, jugando unas con otras mientras flotaban hasta llegar a mis oídos. Realmente disfruto tocando esa canción, nadie puede quitarme la sonrisa que se me dibuja cuando empiezo con una, dos, tres notas; pulsando las teclas, sintiéndolas vibrar bajo mis dedos, enredando a la vez mis pensamientos con esa pequeña banda sonora personal de fondo, aquella pequeña banda sonora que había compuesto solo para Ella. Sin embargo, algo llamó mi atención desde la ventana, un resplandor blanquecino, una luz pálida. La vi por el rabillo del ojo. Al mirarla directamente, los dedos se me congelaron. La luna, gigante, etaba alzándose de entre los arboles como la reina suprema de la noche que es, presidiéndolo todo con su etérea presencia. No pude evitar sonreir ligeramente, acordándome de aquel momento en el que Dánae no creyó que la luna saliese por mi ventana. Derrepente, me sentí fría, como trasladada a un páramo helado donde no hay nada más que nieve, niebla y cuevas; donde un colgante puede dar vida a las más curiosas criaturas; donde el cuarzo es el tesoro más preciado, y aún así nadie lo codicia. A un lugar donde los delfines fluyen con el agua, y la gente se funde con el aire...


Sin pensármelo dos veces y sin saber
por qué, me puse de nuevo a leer


Aer...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Lost

Dánae le acarició la cara, despacio. Lune sonrió. Abrió la boca un segundo para decir algo, pero calló al instante. Dánae lo notó.

-¿Qué?
-Nada...
-Dilo
-No -sonrió-, que yo no digo esas cosas...
-A veces está bien decirlas.
Lune calló, mirándola. Se lo pensó un segundo.
-Te quiero-dijo. Se acercó a ella y la besó, despacio -Te quiero...
Dánae sonrió con esa sonrisa suya tan perfecta. Sí, con esa que incluso los dentistas felicitaban, y cogió su cara con las manos, besándola de nuevo.
-Yo también te quiero, boba...


Aunque puede que, a pesar de todo, a lo que Lune le diera más importancia no fuese eso, sino la forma en la que ella enredaba los dedos entre los suyos...

-Y, orgullo a un lado, vamos progresando-

lunes, 12 de marzo de 2012

Can't fight the moonlight

No era esta la entrada que tenía para hoy. No era esta la entrada que quería escribir, ni tampoco tener que escribirla "así", cabreada y sin saber del todo qué decir... Pero no puedo hacer otra cosa. Impotencia... Dolor... ¿Qué más da cómo le llame? Sigue siendo envidia.

"Porque parece que no duele, pero duele mucho"

Y porque el lobo auyará. Auyará más o menos fuerte, pero auyará. Y puedes tener al lobo en un zoo, puedes tenerlo y puede incluso que no te muerda. Pero cada noche seguirá auyando. Cada noche su "todo" será la Luna. Cada noche, auyará para que solo ella le oiga. Y puede que por el día todos sus "ladridos" sean para ti. Puede que por el día, te lama la cara, o mueva la cola cuando te vea. Pero el aullido no lo oirás, por mucho que lo intentes. Porque no está en tu mano... Porque no puedes luchar contra la luz de la Luna...


(aunque puedas ofrecerle mucho más que ella).

domingo, 11 de marzo de 2012

Morir a cada instante



Hay momentos en los que dejo que el dolor me pueda, en los que me rindo a su voluntad. Hay momentos en los que no me salen las sonrisas, sean forzadas o sinceras; en los que ni siquiera tengo fuerzas suficientes para dar un solo paso más.
No deja de ser como una espada de doble filo, con su lado salvador y su lado destructor, esa espada que llevo cargando desde hace tanto.
Recuerdo cuando la conocí. Recuerdo que todo cambió. Lo que era blanco, pasó a ser negro; lo que era negro, quedó blanco nuclear, dejando mi mundo completamente trastocado, dado la vuelta por completo, en el que lo único que se mantenía intacto era el gris, un gris que solo cambió de una manera, cerniéndose sobre mí como las nubes que anuncian tormenta, haciéndome morir a cada instante.

Y lo único que devolvía el blanco al blanco, o el negro al negro; lo único que hacía que las nubes grises se abriesen en el cielo, era la forma en la que me mirabas cuando nadie se daba cuenta...





.

jueves, 8 de marzo de 2012

Midnight Delirious

"Sé egoísta por una vez y sé feliz, porque al final es lo único que tendrás"

Sus palabras habían sido como el detonante que esperaba para romper con mi orgullo. Cogí aire y me resigné desde el otro lado de la línea.
-Pásamela.
Ella, Dánae, cogió el teléfono.
-¿Sí?
-Te quiero.
-No me digas eso...
-¿Por qué?
-Porque yo también te quiero...
-¿Y qué tiene eso de malo?
-Todo...




[Pero me aguanto... Porque sabía lo que implicaba quererte, lo supe desde el principio...]

#00:46

Una risa...



Su risa

miércoles, 7 de marzo de 2012

Moral

Esa palabra lapidaria, restrictiva a su manera. Todo el mundo espera que actuemos de una manera determinada, de la que se considera correcta, según la moral y su santa voluntad. Pero, ¿qué moral? ¿la pública o la personal? No hay un comportamiento moralmente correcto, no hay nada moralmente aceptable. Es odioso que el bien ver de los actos se rija siguiendo un concepto tan hetéreo, intangible; tan relativo y escueto como es la moral. Porque, ¿quién decide lo que está bien y lo que está mal? ¿quién debe judgar lo que yo hago, lo que yo decido, o cómo lo decida? ¿la moral? Anda ya.
No es "la moral" lo que te dice lo que debes o no debes hacer, es una sociedad que necesita retener a la gente de alguna manera, creando un concepto que creemos que solo nos concierne a nosotros, cuando lo moralmente bueno no deja de ser lo que ellos quieren. Un día leí a alguien diciendo "¿Y si lo correcto fuese ponerse un besugo en la cabeza?". Y es que eso es lo único que estamos haciendo, dejarnos manipular por el concepto impuesto de moral, pasear orgullosos con un besugo por sombrero.
Tu moral solo la eliges tú, solo tú decides lo que está bien o lo que está mal, pues solo nosotros mismos somos capaces de realizar un verdadero, propio y único concepto de moral.



-Es como elegir entre cortar los hilos de la marioneta o dejar que siga bailando a un son que no es el suyo-

sábado, 3 de marzo de 2012

Black March

[Así empieza la orquesta... Escucha la cuerda...]


    Que cojan carrerilla para este marzo, porque no lo van a olvidar...




    -¿Quién eres tú?
    -Quién... Quién es solamente la forma de la función "qué", y ¿qué soy? Un hombre con una máscara.
    -Sí, eso ya lo veo
    -Naturalmente. No me cuestiono tu capacidad de observación, simplemente señalo lo paradójico que es que preguntarle a un hombre enmascarado quién es.



SOMOS ANONYMOUS.SOMOS LEGIÓN.NO PERDONAMOS.NO OLVIDAMOS.






ESPÉRANOS


viernes, 2 de marzo de 2012

Just a second

Verte. Verte y que se me corte la respiración. Apenas te veo un segundo, a lo lejos, y tú me ves, tan solo un segundo, a lo lejos. Y sonríes. Solo un segundo, pero sonríes. Y el ruido se calla, por un segundo. El tiempo se para, solo un segundo. Y lo único que oigo es un Bum dentro de mí, un latido más fuerte que el resto. Y, por un segundo, esa sonrisa es mía; por un segundo, es lo único que me importa...


[Pero, a fin de cuentas, ¿cuánto dura un segundo?]

jueves, 1 de marzo de 2012

Hear the wolf cry...

Nunca me había parado a apreciar de verdad los aullidos de los lobos, nunca me había dado cuenta de lo bonito que suenan. Dan paz. Son como gritos de pena hacia una luna demasiado lejana, como promesas de amor demasiado complejas, y a la vez tan fáciles, que nuestra mente racional no es capaz de apreciar, incapaces de oír más allá del ruido, oyendo en ellos al simple animal fantasma, hijo del bosque, que se pasea por él sin dejarse ver por aquéllos que ignoran su lamento, el lamento de amar algo que ni siquiera está a su alcance, de amar de una forma incondicional, de dedicar cada noche a admirar su belleza incomparable. Aullar al viento en un desesperado intento de que se les oiga más allá del vacío del universo que les separa, con la única meta de que, por una noche, su grito sea escuchado y su canto respondido...


Y cada noche aullará, persistente, sabiendo que probablemente Ella nunca responderá a su lamento.