sábado, 8 de junio de 2013

"Need you"



    -¿Sabes cuando estás mal y necesitas hablar con alguien...? No digo del problema, sino... hablar. Sin más.
    -Sí, me ha pasado alguna vez...
Alice asintió
    -Eso es una de las cosas que más me gustan de hablar con ella
    -¿Ella?
    -Diana
    -¿... El qué?
    -Que con un sólo un "Te necesito" o un "¿Puedes distraerme?", sé que estará ahí sin exigir explicaciones, ni insistir en saber qué es lo que me pasa, aunque sepa que no estoy bien... No como si no le importase, aunque realmente dudo que a nadie le importe lo más mínimo lo que me pueda pasar a mí... Simplemente es como si esperase a que lo cuente yo sola.
    -Pero la gente a la que le importas quiere saber qué te pasa si te encuentras mal.
    -No, la gente a las que le importas te apoya. Sea el motivo que sea. Se lo cuentes o no. El hecho de saber que recurres a ella porque te encuentras mal debería ser motivo suficiente como para querer animarte.
    -¿Y te molesta la gente que no es así?
    -No. Me molesta la gente. En general. Pero la gente como ella... - Alice sonrió, en silencio -.


... Bueno, es otro tipo de gente"


miércoles, 5 de junio de 2013

Emptiness


Como un salto en el vacío...
Todo se echaba encima, una vez más. Como si fuese demasiado pesado, como si no fuese posible soportar una presión similar. Alice se llevó las manos a la cabeza, aguantando las lágrimas
Vamos, tranquila, céntrate, se repetía una y otra vez. Tranquila, tranquila...
Su voz sonaba suave, propicia para alcanzar la tranquilidad que estaba buscando por encima de todo.
No vas a ser tan idiota como para agobiarte por esto, ¿verdad? Dormir es de cobardes. Tú puedes. Sé que puedes.
De repente, la voz volvió. Una vez más. Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba sin oírla.
-Hazlo.
Alice vaciló. Por un segundo, miró su muñeca.
Apretó los puños.
-No.
-¿Por qué no? Sabes que aliviará esta presión. Es muy molesta, ¿sabes?
-No.
-¿Mantienes tu promesa?
-No sólo eso. Dánae tampoco me lo perdonaría.
-¿Y vas a pedirle permiso?
-No. Joder. Pasa de mí. Tengo que estudiar.
-No te da tiempo. suspenderás, y tendrás que quedarte aquí más tiempo aún. Y si te quedas, eres mía. Y lo sabes. Sucumbirás.
-Por eso mismo. No puedo permitirme el lujo de arriesgarme. He terminado conversaciones hoy más rápidamente de lo que querría por esta puta presión, conversaciones con gente que me importa más que tú. Así que haz el favor. Si tan convencida estás de que sucumbiré, no sé a qué viene meterme tanta prisa.
La voz se calló un segundo
-Tienes razón.
Alice sonrió.
Se puso manos a la obra, sin pararse a pensar en aquella pequeña discusión. Sin más, una frase, lapidaria, le cruzó la espina dorsal.
-Nos vemos...