domingo, 11 de marzo de 2012

Morir a cada instante



Hay momentos en los que dejo que el dolor me pueda, en los que me rindo a su voluntad. Hay momentos en los que no me salen las sonrisas, sean forzadas o sinceras; en los que ni siquiera tengo fuerzas suficientes para dar un solo paso más.
No deja de ser como una espada de doble filo, con su lado salvador y su lado destructor, esa espada que llevo cargando desde hace tanto.
Recuerdo cuando la conocí. Recuerdo que todo cambió. Lo que era blanco, pasó a ser negro; lo que era negro, quedó blanco nuclear, dejando mi mundo completamente trastocado, dado la vuelta por completo, en el que lo único que se mantenía intacto era el gris, un gris que solo cambió de una manera, cerniéndose sobre mí como las nubes que anuncian tormenta, haciéndome morir a cada instante.

Y lo único que devolvía el blanco al blanco, o el negro al negro; lo único que hacía que las nubes grises se abriesen en el cielo, era la forma en la que me mirabas cuando nadie se daba cuenta...





.

No hay comentarios: