jueves, 31 de mayo de 2012

The eye

    Miró por la ventana, con las gotas de agua fría resbalando por el cristal horizontal de un piso tal vez demasiado alto. En realidad daba igual. Daba igual lo lejos que pudiese ver desde allí, daba igual cuantos tejados observase, los gatos que se paseasen por esas alturas, o lo lejos que se viese esos enanitos que andaban por la calle. Todo daba igual. El gris del cielo, casi blanco, se apoderaba de su mente. Era ya algo patológico. Cielo color geriátrico, nubes que se apelmazaban sobre la gente que sólo quería vivir. Más feliz o menos, pero vivir, al fin y al cabo.
    Suspiró, sentándose en el alféizar, cogiendo la taza de té que tanto le gustaba con ese Earl Grey que tan bien le sentaba, a la vez que se apartaba el pelo echándolo hacia atrás. Y suspiró justo antes de beber. Las gotas seguían resbalando, despacio al principio, haciendo springs finales a medida que la ventana se terminaba.
    Aquel ambiente de mierda la estaba cambiando. Lo sabía, lo notaba.
Miró de nuevo al cristal, pero esta vez fijándose en el reflejo de su ojo, que reaccionó a la escasez de luz  aumentando considerablemente el tamaño de sus pupilas.
    -Bueno - se dijo mientras observaba ese color azul tan distinto del resto - esto al  menos sigue igual....

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