lunes, 9 de diciembre de 2013

Muse.



    Es curioso cómo la gente pasa por nuestras vidas. Al día, nos cruzamos con miles de caras, caras anónimas, caras conocidas, caras que querríamos conocer. Y todos nos preguntamos quiénes se irán antes, o quiénes durarán más... Incluso quiénes estarán ahí para siempre. Para siempre son dos palabras que pesan mucho. Demasiado, si no se dicen con cuidado.
    Sinceramente, ella ha sido, desde que sé de su existencia, una fuente inacabable de palabras aporreadas en un teclado, una fuente de tinta que gastó cientos de papeles, decenas de bolígrafos.
    Ahora, mirar atrás se me hace tan extraño... Nunca me había parado a mirar el camino que habíamos recorrido juntas desde aquel primer día, nunca me había parado a observar cómo las cosas habían cambiado... Y nunca había visto tan pocas diferencias del hoy al ayer.
    Viendo esas fotos, recordando esas palabras, esas miradas, esos momentos... Me di cuenta de que ella es lo más grande que me ha pasado nunca. Mi amiga, mi hermana, mi compañera, mi musa.

Musa...

    Así empezó todo... Yo era incapaz de parar de escribir... de escribirle. Era tanto lo que sentía, que la única manera de expresarlo era escribiéndolo. Y ella estaba ahí; en cada párrafo, en cada coma, en cada acento. Estaba en cada espacio y en cada pensamiento...
    Y dos años después, me sigue haciendo la persona más feliz del mundo. Y dos años después, vuelvo a aporrear las palabras no dichas; vuelvo a hacer correr ríos de tinta. Porque dos años después, la mantengo a mi lado...
    Y eso es mucho más de lo que jamás pensé que la vida podría haberme dado






A ella, a mi China.

jueves, 28 de noviembre de 2013

jueves, 21 de noviembre de 2013

Missing


    Dormir sin tu respiración tranquila sobre mi pecho.
    Despertar y no verte ahí.
    Sin el olor a tus abrazos, a tus caricias y a tus mil besos.
    Sin el olor a tu sonrisa, a tus ojos, a tu pelo.
    ... Sin ese olor a ti.




Todos necesitamos ese algo que nos hace sentir especiales.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

A heartbeat away from chaos



    Los dedos están fríos, y los engranajes chirrían con cada tecla pulsada.
    El invierno no sólo es una estación que se adueña de la tierra, y ya hacía tiempo que había llegado a ella
    Alice se prometió que no iba a volver a leer aquellos párrafos,  se prometió que no volvería a visitar la Ciudad de Mentiras.  Se obligó a olvidar el lugar donde podría encontrarlos aún escritos sólo para ella. Ambos lo sabían, ambos eran conscientes del peso que tenían sus palabras. Y por eso Alice había decidido no volver a hablar de Chris en su pequeño mundo. Se lo había prometido a sí misma. No por nadie, sólo por ella.
    Porque andar sin rumbo te lleva inconscientemente a sitios a los que no te gustaría volver, igual que dejar que tu mente fluya hace que acabe evocando recuerdos en los que no querrías haber pensado... Algo así le ocurrió: Sin venir a cuenta, tres palabras aparecieron flotando en su mente. Las conocía. Sabía a quién pertenecían, y sólo tenía que escribirlas en el buscador para acceder directamente a aquél baúl de recuerdos. Por un momento, esperó que Chris hubiese cambiado el comando, que no pudiese encontrar nada de él. Ni un rastro, ni un pequeño camino que le llevase a aquella Ciudad. A su Ciudad de Mentiras, más caótica ahora de lo que acostumbraba.

Fui un idiota, me perdí el mundo por mirar hacia otro lado.
Y ahora ni tú, ni yo, ni el mundo, somos los mismos.

     Por supuesto, Alice no era ni tan hipócrita, ni tan idiota, como para pensar que aquéllo fuese para ella. Tenía esa duda con todo cuanto leía allí, pero había algunas... En las que simplemente lo sabía.
    Chris había sido el primero en ponerle aquel estúpido nombre. Chris había sido el primero en tener efectos tan contradictorios en ella. Por un lado, ese amor del que Alice nunca dudó. Por otro, el dolor que no se borraba con los años.
    Alice no pudo evitarlo. Su nombre estaba allí escrito, en un margen. Una carpeta con su nombre, el primero de todos. ¿Por orden alfabético? Puede. Pero el primero, en cualquier caso. Accedió a él antes de que su mente le gritase "No lo hagas".
    Frases que en su día parecían inconexas, tenían todo el sentido que podrían tener. Se sentía tan estúpida... Era incapaz de parar de leer. Todo tenía un significado claro ahora. Todo cuadraba. De haberlo entendido antes, podría haberlo arreglado. De haber sabido todo desde el principio, podría haber evitado... Una frase recorrió su espina dorsal cuando estaba a punto de escribirle.

Añorar el pasado es como correr tras el viento, ¿sabes?

    No.
    Apenas hacía un año de que aquellas palabras fuesen escritas, y ahí se alzaban, orgullosas. Como si tuviesen derecho a estar ahí, como si él tuviese derecho a usarlas. Abrió la sección de comentarios, pero ya había sido estrenada por alguien. Y ahí estaba, una línea, una sola línea. Tan escueta como para no replantearse mejorarla, pero tan potente como esperaba que fuese de dolorosa.
    Alice leyó sus propias palabras en aquel comentario. No recordaba cuándo las había escrito, pero estaba orgullosa de sí misma. Más de lo que jamás lo había estado. En silencio, sonrió.

"... No tienes derecho a usar esa última frase, ¿sabes? Ahora, ya no"



Al final, lo único que importa es cómo tú lo sientes. Y a ti... A ti ya no te siento.

sábado, 8 de junio de 2013

"Need you"



    -¿Sabes cuando estás mal y necesitas hablar con alguien...? No digo del problema, sino... hablar. Sin más.
    -Sí, me ha pasado alguna vez...
Alice asintió
    -Eso es una de las cosas que más me gustan de hablar con ella
    -¿Ella?
    -Diana
    -¿... El qué?
    -Que con un sólo un "Te necesito" o un "¿Puedes distraerme?", sé que estará ahí sin exigir explicaciones, ni insistir en saber qué es lo que me pasa, aunque sepa que no estoy bien... No como si no le importase, aunque realmente dudo que a nadie le importe lo más mínimo lo que me pueda pasar a mí... Simplemente es como si esperase a que lo cuente yo sola.
    -Pero la gente a la que le importas quiere saber qué te pasa si te encuentras mal.
    -No, la gente a las que le importas te apoya. Sea el motivo que sea. Se lo cuentes o no. El hecho de saber que recurres a ella porque te encuentras mal debería ser motivo suficiente como para querer animarte.
    -¿Y te molesta la gente que no es así?
    -No. Me molesta la gente. En general. Pero la gente como ella... - Alice sonrió, en silencio -.


... Bueno, es otro tipo de gente"


miércoles, 5 de junio de 2013

Emptiness


Como un salto en el vacío...
Todo se echaba encima, una vez más. Como si fuese demasiado pesado, como si no fuese posible soportar una presión similar. Alice se llevó las manos a la cabeza, aguantando las lágrimas
Vamos, tranquila, céntrate, se repetía una y otra vez. Tranquila, tranquila...
Su voz sonaba suave, propicia para alcanzar la tranquilidad que estaba buscando por encima de todo.
No vas a ser tan idiota como para agobiarte por esto, ¿verdad? Dormir es de cobardes. Tú puedes. Sé que puedes.
De repente, la voz volvió. Una vez más. Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba sin oírla.
-Hazlo.
Alice vaciló. Por un segundo, miró su muñeca.
Apretó los puños.
-No.
-¿Por qué no? Sabes que aliviará esta presión. Es muy molesta, ¿sabes?
-No.
-¿Mantienes tu promesa?
-No sólo eso. Dánae tampoco me lo perdonaría.
-¿Y vas a pedirle permiso?
-No. Joder. Pasa de mí. Tengo que estudiar.
-No te da tiempo. suspenderás, y tendrás que quedarte aquí más tiempo aún. Y si te quedas, eres mía. Y lo sabes. Sucumbirás.
-Por eso mismo. No puedo permitirme el lujo de arriesgarme. He terminado conversaciones hoy más rápidamente de lo que querría por esta puta presión, conversaciones con gente que me importa más que tú. Así que haz el favor. Si tan convencida estás de que sucumbiré, no sé a qué viene meterme tanta prisa.
La voz se calló un segundo
-Tienes razón.
Alice sonrió.
Se puso manos a la obra, sin pararse a pensar en aquella pequeña discusión. Sin más, una frase, lapidaria, le cruzó la espina dorsal.
-Nos vemos...