miércoles, 20 de noviembre de 2013

A heartbeat away from chaos



    Los dedos están fríos, y los engranajes chirrían con cada tecla pulsada.
    El invierno no sólo es una estación que se adueña de la tierra, y ya hacía tiempo que había llegado a ella
    Alice se prometió que no iba a volver a leer aquellos párrafos,  se prometió que no volvería a visitar la Ciudad de Mentiras.  Se obligó a olvidar el lugar donde podría encontrarlos aún escritos sólo para ella. Ambos lo sabían, ambos eran conscientes del peso que tenían sus palabras. Y por eso Alice había decidido no volver a hablar de Chris en su pequeño mundo. Se lo había prometido a sí misma. No por nadie, sólo por ella.
    Porque andar sin rumbo te lleva inconscientemente a sitios a los que no te gustaría volver, igual que dejar que tu mente fluya hace que acabe evocando recuerdos en los que no querrías haber pensado... Algo así le ocurrió: Sin venir a cuenta, tres palabras aparecieron flotando en su mente. Las conocía. Sabía a quién pertenecían, y sólo tenía que escribirlas en el buscador para acceder directamente a aquél baúl de recuerdos. Por un momento, esperó que Chris hubiese cambiado el comando, que no pudiese encontrar nada de él. Ni un rastro, ni un pequeño camino que le llevase a aquella Ciudad. A su Ciudad de Mentiras, más caótica ahora de lo que acostumbraba.

Fui un idiota, me perdí el mundo por mirar hacia otro lado.
Y ahora ni tú, ni yo, ni el mundo, somos los mismos.

     Por supuesto, Alice no era ni tan hipócrita, ni tan idiota, como para pensar que aquéllo fuese para ella. Tenía esa duda con todo cuanto leía allí, pero había algunas... En las que simplemente lo sabía.
    Chris había sido el primero en ponerle aquel estúpido nombre. Chris había sido el primero en tener efectos tan contradictorios en ella. Por un lado, ese amor del que Alice nunca dudó. Por otro, el dolor que no se borraba con los años.
    Alice no pudo evitarlo. Su nombre estaba allí escrito, en un margen. Una carpeta con su nombre, el primero de todos. ¿Por orden alfabético? Puede. Pero el primero, en cualquier caso. Accedió a él antes de que su mente le gritase "No lo hagas".
    Frases que en su día parecían inconexas, tenían todo el sentido que podrían tener. Se sentía tan estúpida... Era incapaz de parar de leer. Todo tenía un significado claro ahora. Todo cuadraba. De haberlo entendido antes, podría haberlo arreglado. De haber sabido todo desde el principio, podría haber evitado... Una frase recorrió su espina dorsal cuando estaba a punto de escribirle.

Añorar el pasado es como correr tras el viento, ¿sabes?

    No.
    Apenas hacía un año de que aquellas palabras fuesen escritas, y ahí se alzaban, orgullosas. Como si tuviesen derecho a estar ahí, como si él tuviese derecho a usarlas. Abrió la sección de comentarios, pero ya había sido estrenada por alguien. Y ahí estaba, una línea, una sola línea. Tan escueta como para no replantearse mejorarla, pero tan potente como esperaba que fuese de dolorosa.
    Alice leyó sus propias palabras en aquel comentario. No recordaba cuándo las había escrito, pero estaba orgullosa de sí misma. Más de lo que jamás lo había estado. En silencio, sonrió.

"... No tienes derecho a usar esa última frase, ¿sabes? Ahora, ya no"



Al final, lo único que importa es cómo tú lo sientes. Y a ti... A ti ya no te siento.

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