lunes, 19 de noviembre de 2012

Pasitos



    La miré a los ojos y sonreí. Eran sus ojos, cómo no, los que me habían enamorado desde el primer momento... Desde un día de julio, tan solo viéndola en una foto. Y ella sonrió, como siempre. Con esa sonrisa que incluso los dentistas felicitaban. Era mayor de lo que es ahora, aunque no mucho más. Habrían pasado unos diez años, quizás más... Quién sabe. Supongo que yo me veía igual... Igual de mayor, igual de adulta.
    Conocía la casa, aunque no sabría decir el porqué. Me resultaba... familiar. Sí, puede que esa sea la palabra idónea. Recuerdo que ella me tomó de la mano, como siempre hacía, sólo con un dedo. Me atrajo hacia ella y me besó, acariciándome la cara despacio, como siempre hacía.
    -Te quiero... - susurré, sin mirarla a los ojos... Después de tanto tiempo, aún me costaba hacerlo sin sonrojarme.
    Y ella sonrió
    -Y yo a ti, boba...
    Y me besó una vez más.
    -¿Aún tiemblas?
    -No...
    Dánae rió con esa media carcajada suya, y torciendo la sonrisa. Provocándome, como siempre.
    -Hacia mucho que no temblabas.
    -Hacía mucho que no me besabas así.
    Se acercó a mí para volver a besarme, cuando unos pasos, unos pasitos, interrumpieron en el salón. Venían corriendo. Las niñas se pusieron en medio de las dos. Las dos se parecían mucho entre ellas. Tenían el pelo largo y ondulado, con los ojos grandes y una sonrisa deslumbrante. Eran preciosas. Las dos se parecían mucho a ella. Las dos se parecían mucho a mí...
    -Mamá...

Y desperté

... Por un momento, pensé que era real...

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