martes, 11 de septiembre de 2012

Adiós, hola, adiós, hola, adiós y hola de nuevo...






    La verdad, decir que estoy asustada en realidad es hablar en pocas palabras. En mínimas, en realidad. Susto es sólo una ínfima parte de lo que me corroe por dentro. Se podría decir que, ahora mismo, soy de tantos sitios que no sé ni cuál es mi lugar. No sé ni de dónde vengo, ni a dónde voy... Y no podría ni decir cuántas veces he dejado "atrás" a quienes quería. Hace apenas 5 años, dejé a las personas que eran mi mundo, y que ahora forman tan parte de él como mi madre. Es una segunda familia, un edén de hermanos mellizos nacidos de un parto múltiple... multiplísimo. Gente a la que eché de menos cada día que pasaba lejos de ellos, tantos kilómetros al norte de sus bromas. Sin querer, recordaría a esos hermanos con tonterías como ver a un Beagle por la calle, o cada vez que alguien hablase de yonkis de mierda, cuando se mencionaba un contrabajo, o a un cubano... Los recordaría cuando mi abuela hablase de aquel verano que pasó en Calahonda, cuando se dijese algo del lo azul que estaba el cielo, o cuando en las noticias saliese ese gran gorila albino cuyo nombre no era Copito de Nieve, sino Vaneso...


    Y sí, se dijo "adiós". Y sí, llegué a un sitio nuevo, donde no conocía a nadie, donde no sabía hacer otra cosa que añorar los años anteriores... conocí a gente nueva y nunca, jamás, La Royal quedó apartada, siempre quedó con un pisito de alquiler permanente en algún lugar de mí, recordándome mis raíces, mis chicas guapas... (y javi jaja) Y esa gente que conocí, amén a que consiguieron otro pisito con vistas al monte, también alquilado de forma permanente... Y a pesar de volver a dejarlos atrás, aunque sólo fuese unos kilómetros más... Han seguido ahí en las noches de peli, o en las salidas Te-Ene-Teras...



    Y dije otra vez "adiós"... Y volví a conocer a gente. A un par de grupos, medio juntos, medio separados... Donde las tardes en el Son o en Noia se pasaban volando, con Jz, con el Dromedario, o Polacksaurio, oyendo de fondo cómo el sol dañaba sus ojos... Conocí a mi queridísima Bollo, a la que adoro... Y conocí también a unos amigos que... ¿qué podría decir de ellos? Que son estupendos. Ninguno semejante al anterior, pero todos con algo en común... Aunque no sabría definir exactamente ese elemento conjunto... Podría llamársele Roxoria, aquel reino indefinido donde gobernaban El Monstruo Del Violín y una Reina Sin Dientes que ahora despliega sus alas hacia aguas más calientes, muy, muy al sur del reino que dejó, no atrás, sino también alquilado en algún lugar de sus recuerdos. Y, la verdad, este curioso grupo se ha convertido en más que unos amigos... Con sus acampadacas locas, sus "Cortarolloooooos!", sus "No Braisba, no Party", sus Fiextas LokasATopeDePartyPowerVamosYaYDaleMaraca MaracaMaraca, el Calibusto, Germán ... Todo.


    Y una vez más, me voy... Me alejo de todos, a un sitio nuevo que no conozco, donde otra gente alquilará otro apartamento más, y probablemente también de forma temporal...


 Y con todo esto quiero decir que no existen las despedidas, no existen los "adioses"... Existen los "Esta noche a las nueve todos en el grupo de whatsapp, y no habléis antes, pesadas.", los "Este viernes, noche de pelis", o los "Venga, para este finde todos reunidos en Roxoria" .

    No es pensar que todos quedamos desperdigaos por el mundo adelante, no es pensar que no nos vamos a ver... Es pensar...



"Joder... Cuando los vea va a ser jodidamente increíble. Porque son mis amigos... porque los echaba de menos"

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