sábado, 18 de abril de 2015

First



Le había encontrado solo, sentado, pensando en qué hacer, en quién confiar.
Se acercó a él, y él levantó la mirada del teléfono.

-Hola, ¿estás solo?
El chico bajó la mirada.
-No me gusta este juego, no me puedo fiar de nadie. Sé que me van a matar, y tampoco puedo hablar sobre mí.
-El juego es así, es un juego de supervivencia.
-Ya, pero, entonces, ¿de qué sirven las alianzas? Si al fin y al cabo, todo se reduce a un único superviviente.
-Puedes verlo así, o puedes verlo como que llegará un momento en que te dé igual morir por aquel con quien te hayas aliado, si eso supone que esa persona sobrevivirá.
-¿Eso es posible? Es decir... Todo el mundo guarda mucho las distancias. ¿Cómo se convierte una alianza en algo serio?
-Nunca lo es. Nunca lo puedes saber. Por eso es de verdad. Porque aunque sabes que puede matarte, confías en que no lo hará.
-¿Te ha pasado alguna vez?
-Una vez, con Blue.
-¿Blue? - aquel chico estaba más perdido de lo que ella creía.
-La chica que sobrevivió al anterior Survival.
-Había oído a Deus llamarla Sad, E incluso Sandy. ¿Por qué tú la llamas diferente?
-Porque dado que no soy como todo el mundo, no me gusta llamar a la gente como todo el mundo. Pero esa chica sobrevivió, ¿sabes? Y al principio estaba tan perdida como tú.
-Pero yo no sé en quién confiar. Ni siquiera sé si tú intentarás matarme.
-Bueno, puedes empezar simplemente diciéndome tu nombre.

Por alguna extraña razón, ella ni siquiera entendió el nombre que el chico había pronunciado. Sólo le escuchaba desahogarse, odiar que no pudiese confiar en nadie, o incluso plantearse el abandonar. Esto sí la hizo reaccionar. Abandonar. Como si eso fuese posible.

-No deberías abandonar. Deberías leer más sobre tus enemigos. Mira, por ejemplo, que Seventh sean dos personas. Y que los dos ganarán aunque uno muera. Que First y Second, juntos, pueden hacerse muy poderosos, y hay que tener ojo con ellos. Que Eleventh es el alcalde, y por tanto seguramente sepa mucho de los demás. Poco a poco, te meterás en el juego. E irás encontrando gente en la que confiar sin necesidad de forzarte a ello. Es un survival game, pero es divertido.
El chico se mordió el labio.
-¿Sabes? Me da igual si me vas a traicionar, Porque necesito decirle a alguien quién soy. Y quién me puede matar, y a quién puedo matar.
-La información es muy valiosa aquí, recuérdal...
-Soy First. Hala. Ya lo he dicho.

El corazón se dio la vuelta. First. No podía ser él. Lo único que sabía de First es que podría matarla. Llevaba días buscándolo entre caras anónimas, intentando entender que seguramente no podrían tener una alianza. Pasaban demasiadas cosas en su cabeza como para saber de qué color brillaba la Luna.

-Y ahora me da igual. Vende mi identidad, o no. Ya me da igual.
Alice calló.
-¿Por qué no dices nada?
Y ahora, qué. Decirle la verdad. Seguir adelante con el plan y mantener mi falsa identidad. Es un survival, no me puedo fiar de cualquiera. Pero al final, decidió hablar.
-Te iba a mentir. Muy descaradamente.
-¿Pero?
-Pero ahora que First y Second se han encontrado, ¿de verdad que crees que voy a tirar por la borda eso?
El chico abrió los ojos. Mucho. Alice no habría sabido decir si había sido cosa de la sorpresa, de que no se lo creía, o de que, tal vez, tal vez, hubiese tenido demasiada surte. Hubiesen. Los dos.
Desde el primer momento, ese chico había llamado su atención. Perdido, delirante, solo. Y ella tenía que hacer algo. Con su sonrisa, sintió en su cuerpo la fuerza de un abrazo. Pletórica. Pletóricos. Por haberse encontrado, o por haberse descubierto.

Y ya no estaban solos.

Pensó en Mark. Hasta qué punto ese extraño gato podía haber elegido a un First mejor. Hasta qué punto podría haberlo enredado todo en su maraña de hilos sin marioneta. Hasta qué punto conocía a Alice, como para saber que ese chico tenía que ser al que ella iba a querer proteger de un punto muerto en medio de un caos lleno de alevosía.




-Y esa extraña manía de llamarle puntos a las estrellas que más brillan-.




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