martes, 26 de febrero de 2013

Shane





   Salir al campo de batalla con la sonrisa puesta, dejarse ver ante un número indeterminado de adictos a la pantalla sin más preocupación aparte de si el gorro está o no bien colocado. Poner mil canciones. Una que sobresale entre el resto. Quién sabe por qué. Suena, la escucha. Y al otro de un en vivo, alguien comparte ese momento. Las notas fluyen, poco a poco. Hasta el punto de no poder escribir sin que éstas se enreden entre los dedos, llevándolos por caminos que tal vez no fuesen por donde esperamos. Imaginar criaturas mitológicas, sonreír con cada compás, con cada letra pronunciada por una voz no demasiado rota, desgarradora, profunda. Preguntarte una y otra vez qué tiene esa canción, qué la hace tan especial. Darle vueltas a la misma estrofa cuantas veces sea necesario para entender cuál es tu afinidad a unos gatos que se limitan a ver volar dragones en su mente. Cruzando. De izquierda a derecha. De derecha a izquierda. De arriba a abajo. De abajo a arriba. Rompiendo esquemas, atravesando un cielo demasiado azul o demasiado gris con su melodía... Con esa perfecta melodía que no quiere ser decepcionada... que no quiere hacerte salir de la ciudad...

La ciudad que, después de todo, no duerme de noche.
.

Así es Shane. Un gato más imaginando dragones en un cielo que, a fin de cuentas, no es tan oscuro como creía. Siempre hay sol detrás de las nubes.

No hay comentarios: