jueves, 11 de septiembre de 2014

Y nos hicimos orilla

Bañarnos en el Atlántico
de noche
desnudas
con tus piernas rodeando mi cintura.
Y no saber si me embisten más las olas
o tu cadera.

Ahora seremos las dos
orillas de ese océano.
Las que no se ven.
Las que no se rozan.
Las que sólo se saben en el momento en que
saben que todo tiene final.
Desde ese océano
que nos separa
-que me asesina-,
hasta un polvo
de despedida.

Y tiraré mil botellas
llenas de poemas,
y de esa prosa de absurda y dulce locura.
Y el fin del mundo me acogerá
mientras ambos esperamos
tu respuesta.

Y las puestas de sol
quedarán deshechas en tu ausencia mía.

Y me haré musgo, para esperar
fundida
con el único fin que me gusta.

Y me haré mar, esperando embestir tu cuerpo
en el lado de oceano
al que mi vista no logra llegar.

Y me haré tuya,
tuya en mi sinestar.

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