jueves, 28 de marzo de 2013

Strike II



    Alice entró en el autobús. Tarde, como siempre. Esperaba que el hecho de tener Latín a primera hora ayudase a no llegar mucho más tarde de la cuenta... Se sentó en el primer asiento cuando el conductor decidió arrancar sin un mínimo miramiento por aquellos que aún estaban de pie. Malditos autobuseros, pensó. En realidad, era el segundo asiento, pero aquellos que iban de espaldas le resultaban incómodos, le ponía nerviosa no saber por dónde iban exactamente, o a dónde iban a llegar. No es que le disgustase abiertamente, pero... Las cosas hacia delante son mejor que hacia atrás... O algo así.

    Observó que Mark esperaba en una de las paradas siguientes y subía al bus, pasando de largo del sitio libre que había frete a ella apenas esbozando un "Hola" más cortante que amistoso. Lo notó, claramente. No era difícil de adivinar cuando Mark estaba molesto. Sabía que era por la conversación de la noche anterior, pero ella sólo había respondido a su pregunta, así que, en teoría, no había nada por lo que enfadarse... ¿no? Sonrió para sí.
    "Veamos cuánto le dura el enfado"
    Se giró, fingiendo sorpresa, hacia donde estaba Mark.
    -¿No vas a sentarte?
    Se sentó sin más, así que decidió seguir hablando como si nada.
    -Estoy cansada, apenas he dormido hoy... Esta noche estuve muy ocupada... No era una cacería, pero pasé el finde con unos amigos, menos un día que fui a ver una película a casa de... - se paró un segundo, mirándole - ¿Mark? ¿Estás bien? Te noto raro... Más de lo habitual, digo. ¿Te pasa algo?
    -¿Algo como qué?
    -¿Triste?
    -Triste... -repitió él- Sí... Estoy un poco triste.
    Alice sabía qué hacer. Era una cazadora de sonrisas, de eso iba la cosa, ¿no? De que la gente sonriese... Se quedó un momento mirándole fijamente y, sin más, dibujó una sonrisa forzada, calculada a la perfección, hasta el último milímetro. Sabía que todo el mundo acaba sonriendo, sólo había que insistir. La perseverancia es la clave, o al menos eso fue lo que le dijo el viejo lobo a su lobezno...
    Al principio Mark enarcó una ceja, mirando la sonrisa de Alice con cierto respeto. Como si fuese un arma   de adorabilidad extrema... O algo así. Y lo era, en cierto modo. Apenas unos segundos después, Mark se rindió a aquella sonrisa y la correspondió, desviando la mirada y soltando una media carcajada por lo bajo.
    -¿Ves? Mi sonrisa es infalible.
    -No es cierto, sólo es adorable.
    -No me gustan las cosas que dicen ser adorables.
    -Eh, yo soy adorable.
    Este chico o es tonto, o quiere caerme mal a drede.
    -A eso me refiero, no puedes decir de ti mismo que eres adorable. No queda bien. Es una palabra horrible para que alguien se defina a sí mismo. Es como, o sea, no, muérete



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