-Le decidmos a ese chico que nos lo encienda con el suyo - susurró el más pequeño. Me di cuenta de lo increiblemente igual que era al otro, pero unos años más joven.
-No seas tonto, no lo conocemos de nada...
Automáticamente, tiré mi colilla al suelo, delante de sus ojos, y la pisé. Dani habló.
-¡Eh, está encendida, para! Qué cabrona... - se agachó àra cogerla y cuando se levantó, se la tiré de la mano, quemándome yo sola. Ignoré el dolor.
-No seas tan penoso y cómprate un mechero - dije, mientras la hundía con el pie en la hierba, apagándola por completo.
-¿¡De qué vas?! ¡Sólo me iba a encender mi cigarro!
-Pues te jodes.
Escupí mis palabras con rabia, pero por dentro todo estaba en calma. Ya no me afectaba. Ya no. Él se giró y se fue. El otro chio, exactamente igual que él pero unos años más joven, me miraba, como decepcionado. Saqué mi mechero del bolsillo y se lo ofrecí.
-Chiqui, querías fuergo, ¿no? - dije, con una sonrisa natural, nada forzada. Era como si fuese algo a lo que estaba acostumbrada, como si sonreirle fuese algo automático y supiese que, con él, no necesitaba decirle "Hola" para saludarle. El niño chasqueó la lengua y negó con la cabeza, metiéndose las manos en los bolsillos.
Algo explotó dentro de mí. Me llené los pulmones de aire y me di la vuelta. Vi que Dani estaba allí, más adelante, andando. Le veía medio de perfil, tenía la cara roja y los ojos hinchados. Eché a andar hacia él cabreada.
-¡Dani! -grité. Él me ignoró. Aceleré el paso, cabreándome más - ¡Dani! ¡Dani, para ya! - di dos largas zancadas y me puse delante de él, cortándole el paso - ¡¿A qué cojones viene esto!?
Él alzó la vista y me miró, con la expresión... rota. Calló durante un segundo, tal vez dos.
-¡A que no entiendo por qué me tratas así! Me desprecias, me tratas como la mierda. no entiendo por qué me haces esto.
Exploté. "Cabreadísima" era la palabra perfecta.
-¿¡Qué!? ¡¿Cómo tienes los huevos de decir eso!? Es más, ¿cómo se te ocurre presentarte aquí y fingir que soy yo la que lo está jodiendo todo y no para de joderlo? - le di con el dedo índice en el hombro, echándole hacia atr´sa - Eres tú el que no para de...
La música del despertador comezó a sonar.
Sabía que era un sueño, llevaba rato sabiéndolo, pero tenía que terminar eso, no quería despertar.
Le miré una vez más mientras la música seguía sonando.
En su lugar estaba el niño que venía con él. Tenía lágrimas en los ojos.
Lo reconocí al instante.
Era él.
-No...
musité. Demasiado tarde, hora de despertar
1 comentario:
Hala, que que sueño mas enrevesado! Pero que bonito :D No se, sera que estoy emotivo desde el tema del bebe xD
Yo que normalmente sueño cosas muy psicodélicas xD Me pasa por jugar tanto a la consola y al ordena, sino no me explico como soñé la semana pasada con mi pala del wow xDDD
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