Sólo se le ocurrió hablar con ella. Sin excusa, fue directa al grano. Sabía que ella la escucharía
-¿Cómo estás de ocupada?
-Ocupada en un 50%, mal emocionalmente al 80. ¿Por qué?
-Porque me sé de una que está al 90 y... no sé a quién recurrir...
-¿Qué te pasa?
-No lo sé. Bueno, sí... Es un cúmulo de cosas
-Entiendo... ¿y qué puedo hacer por vos?
-Con fingir que te importo un ratito me vale.
-Sólo sé fingir en una cosa... No me gusta mentir en nada más
-¿Puedo saber en qué?
Apenas tardó en contestar, escueta, pero sincera.
-"¿Cómo estás? Bien. ¿Qué te pasa? Nada" ...
Al fin y al cabo, no eran tan distintas....
Diana... Me gusta demasiado ese nombre como para cambiárselo por ningún otro.
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