sábado, 14 de julio de 2012

Frozen





    Se congela... Todo se congela. Sin nada que se pueda hacer. Como si fuese inevitable... Y lo es. Parece que es lo que siempre ocurre, queramos o no, domo un final del que se puede huir, como un final estipulado así por ley de vida, como una última pasada del caprichoso Destino.
    No lo sé, yo no puedo saberlo. Me queda esperar que odo sea una paranoia más de alguien que piensa de más, de una mente que trabaja demasiado, que todos estos pensamientos son infundidos, que no son reales...
    Y una vez más, vuelven las dudas.
    No sabes si son reales o si dejan de serlo. Creerás que sí, o que no, y estarás más o menos convencida de ello, pero siempre tendrás ahí esa duda.. La duda de si pensarás lo acertado, de si será cierto o no lo que tú opinas que lo es, de si tu punto de vista es el correcto...
   Y de repente te encuentras frente a más preguntas sin respuestas, sin saber qué decir o qué hacer, envuelta en un bucle del que no  sabes salir...

Con la única certeza de que un viento gélido que probablemente no exista azota tu piel enfriando cada centímetro de la misma.
Y ahí estás.
Perdida.


... Congelada.

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