Es algo que se suele necesitar. Lo llaman Primera Necesidad... Nadie podría vivir sin dormir, y a la mayoría les gusta demasiado hacerlo. Yo soy de ésas últimas. Adoro dormir, soñar... Me encanta. Es un mundo aparte, en el que somos nuestros únicos dueños, donde somos lo único que importa. Allí, cada uno es dueño de sus actos, cada uno juega con su subconsciente de la mano, compartiendo secretos que probablemente no se recordasen cuando el Sol les hiciese abrir los ojos. No deja de ser una realidad paralela, en la que todo lo que queremos, añoramos, odiamos o deseamos se mezclan en una coctelera de color negro noche, subyugada a su vez por lo que nuestra mente nos pide. Es ese mundo que nadie puede estropear...
Por eso nadie debería renunciar a dormir, ni a soñar.
Sin embargo, hay veces en las que se sueña estando despiertos, en las que un simple sueño no estaría a la altura del momento y lo único que podemos hacer es echar mano de un insomnio voluntario para aporrear el teclado durante toda la noche, sintiéndote en otro mundo, y esperar que, al dormir, del primero al último segundo de nuestros sueños vayan a ser para ella...
Y si no, obligarlos a que lo sean.
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